Título: El Guardián Invisible (1)
Saga: Trilogía del Baztán
Autora: Dolores Redondo
Editorial: Planeta Destino, Edición bolsillo.
Nº de páginas: 431
Año de publicación: 2012 (2016)
Valoración: 5/5
Resumen: En los márgenes del río Baztán, en el valle
de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias
que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes
atrás.
La inspectora de la sección de homicidios de la Policía
Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la
llevará de vuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de
la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más
complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la
investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que
puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal.
OPINIÓN PERSONAL
¡Lo prometido es deuda! ¡El Guardián Invisible me ha
encantado! Sin lugar a dudas pasa a ser uno de mis libros favoritos porque ha
conseguido que me meta en la piel de la protagonista y me ha trasladado
mentalmente al valle de Navarra en el que ocurre toda la historia. (¡¡S.O.S
puede que esta sea una de las entradas en las que más me alargue!!)
Dolores Redondo ha creado una historia en la que los
personajes son completamente humanos. Ni los buenos son tan buenos, ni los
malos tan malos. Todos tienen un punto inquietante que no te deja confiar en
ellos. Todos ocultan algo tras sus vidas diarias: recuerdos terribles,
frustraciones por llevar vidas diferentes, inquietudes con un lado oscuro,
poderes de visión e incluso un instinto de supervivencia que no deja que caigan
en un pozo sin fondo.
La protagonista, Amaia es una mujer fuerte e
inteligente propia del siglo XXI. Tras hacerse paso en un mundo de hombres,
como es el policial, gracias a sus esfuerzos por formarse en el FBI con los
mejores, este personaje toma las riendas de un caso que le hará estar en
contacto con un pasado que ya creía olvidado, al menos en parte.
Sus hermanas se presentan como el contrapunto a su
personalidad: Ros o Rosaura, como ahora quieren que la llamen, se ha convertido
en una mujer fuerte a base de las desdichas que le han ocurrido. Una vez tiene
claro que quiere dejar atrás una vida entregada al vago de su marido y al
negocio familiar, esta consigue rehacer todos sus planes para poder sentirse
más completa. Por otro lado, Flora es una mujer completamente sumisa a los
deseos de la familia, con un enorme sentido de la responsabilidad incluso hasta
límites que nadie le ha pedido traspasar. Concienciada con su obligación
autoimpuesta, ha sacado la empresa familiar adelante gracias a su visión de
negocio.
En esta novela, los hombres que aparecen junto a
Amaia y que interactúan con ella lo hacen como compañeros y no como seres
superiores, aunque bien es cierto que en el ámbito laboral, la protagonista
tiene que enfrentarse al machismo imperante. Haciendo caso omiso de las
críticas destructivas, Amaia conseguirá sobreponerse y valorarse como
profesional y como mujer. Quizá, su fiel compañero, Jonan, que actúa como un
Watson español para la inspectora, es su mayor apoyo (curiosamente es
homosexual, lo que enfatiza la unión de ambos por sobrevivir entre tanto
hombretón que lo sabe hacer todo bien en comparación con ellos).
Su marido James tiene un papel que históricamente se
ha visto feminizado: él es el artista que pasa más tiempo en casa y que, por
tanto, tiene que hacerse cargo de las labores del hogar. Cuida de Amaia y está
obsesionado por formar una familia, probablemente no solo porque siente que le
apetece formalizar aún más la relación, sino porque su familia le presiona con
ello. En este sentido, Amaia representa un rol más masculino, al querer
centrarse más en su trabajo. No obstante, le persigue la culpa de la presión
social por no cumplir con su papel como mujer dentro de una sociedad tan
patriarcal.
Otro de los puntos fuertes de la novela es el modo
en que la escritora introduce la importancia de los ritos ancestrales y de la
mitología en nuestras vidas. A través de esta historia, Dolores Redondo le
muestra al lector un mundo mágico propio de la cultura navarra y realiza una
crítica ácida hacia las religiones modernas por adoptar como propios algunos de
sus elementos o incluso por intentar eliminar aquellas facetas que consideran
oscuras a la hora de lograr crear un rebaño obediente: una sociedad libre de raciocinio
que cuestione los valores morales existentes. En su lucha por desprenderse de
las creencias populares, Amaia tendrá que enfrentarse a su propia razón para
discernir si sus creencias son válidas o si tiene que replantearse su manera de
pensar el mundo para poder resolver el caso y atrapar al asesino.
En mi opinión la temática no se centra solamente en
resolver unos asesinatos en serie, sino que además hace énfasis en problemas de
género: ¿Cómo resuelve los conflictos una mujer en un mundo de hombres? ¿Qué
aporta su visión femenina cuando se enfrenta a escrudiñar los cuerpos sin vida de
muchachas adolescentes? ¿Qué papel juegan las mujeres en los entornos
familiares hoy en día? ¿Existen otras masculinidades que comienzan a
visibilizarse en ámbitos totalmente conservadores? Si es así, ¿cómo consiguen
hacerse paso en ese mundo?
Evidentemente, la novela despierta muchos más
interrogantes, pero quizá caería en contar toda la trama y no sería justo. Mis
expectativas eran altísimas y las ha cumplido con creces. Ya tengo en mi mano
el segundo libro, aunque probablemente primero lea otras cosas y me vea la
película que se estrenó hace unos días. (También quiero decir que hay una versión en comic! Os dejo las fotos de la peli y del comic aquí debajo para que podáis verlas)
¿Y vosotros/as habéis leído ya esta novela? ¿Qué
opináis de ella? ¿Con qué estáis ahora mismo?
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